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20/01/2025

Paren al mundo que me quiero bajar

Juan A. José / Miércoles, 8 Enero 2025 - 01:00

Pues sí, finalmente, el nuevo avión presidencial norteamericano, es decir el famoso “Air Force One” no mantendrá el azul “Jackie Kennedy” que caracteriza hasta ahora a las aeronaves de esta especial flota, sino los tonos a base de rojos y azules fuertes del recientemente reelecto e impresentable Donald Trump que ahora anda amenazando con rehacerse del control entre otros territorios, nada menos que del Canal de Panamá.

Mis cercanos saben la importancia que tuvo en mi vida mi participación en la  “Lindbergh Collectors Society”, experiencia que me dio la oportunidad de conocer un poco más profundamente de lo habitual al estadounidense conservador común del medio oeste de la tierra de mi héroe, caracterizado por un profundo conservadurismo en el que la religión cristiana y por ende su moral pesan muchísimo, tanto que cuando algunos integrantes del grupo se enteraron en el año 2003 que el famoso aviador y eterno promotor de tradicionalistas y descabellados valores, en realidad era todo un caradura en lo que a fidelidad conyugal se refiere, no solamente lo abandonaron, sino que hasta se deshicieron de sus colecciones, desvinculándose para siempre del personaje, dando como resultado el fin de la organización. En este contexto me pregunto ¿cómo es posible que ese mismo tipo de “gringo” sea el principal seguidor de un político tan peligroso y con moral tan baja como el fascista Trump? 

“¡Paren al mundo que me quiero bajar!” gritó la fabulosa Mafalda del argentino Quino, reclamo que hago propio en tiempos con peligrosamente serios coqueteos con una tercera mundial, que no hay que olvidar seguramente sería nuclear, en los que habiendo concluido el año 2024 con un mundo y con un México lamentables, en los que la sangre de inocentes producto de masacres, el regreso de autoritarismos políticos caudillescos propios de fascistas europeos de los años treinta del Siglo XX (Franco, Hitler, Mussolini, Stalin y similares) destruyendo democracias y repúblicas son la moda; en los que la madre naturaleza nos la está cobrando con desastres tanto por falta como por exceso de agua, la mafia manda en cada esquina, o en los que los ricos “a la Ford” o “a la Rockefeller”, hoy día “a la Musk” o “a la Slim” o “a la Salinas Pliego” cada día son más poderosos.

El mundo del comienzo del 2025 es uno en el que, por lo menos hasta donde he podido ver, el sentido básico de humanidad se ha perdido. Déjeme le pongo un ejemplo con el caso de mi madre que luego de haber sido la paciente por más de treinta años de un médico de la colonia en la que reside, recomendándolo por doquier y por ende, virtualmente contribuyendo que su carrera despegase, ha sido abandonada por el ahora muy demandado galeno en momentos en los que como nunca lo necesita a su lado. Estoy hablando de un tipo que sabedor que su añeja paciente está luchando por su vida, no ha sido capaz, ya no de hacerle una visita de cortesía, sino de siquiera preguntarme por mensaje cómo está la señora. 

Conforme redacto esta columna me vienen a la mente las melodías de la canción “What a Wonderful World”, inmortalizada a partir de 1967 por el jazzista Louis Armstrong. 

¿En serio el mundo es todavía maravilloso? La verdad ya no me parece tanto. ¿Cómo sería posible no pensar así luego de que al encender el televisor lo primero uno ve son tragedias como las que están teniendo lugar en Nueva Orleans, Culiacán, Gaza, Chilpancingo, Ucrania, Celaya, Líbano o Colima?

Lamento tener que recurrir a un tono no tan optimista en esta que entiendo será mi primera columna del año, pero siento que no tengo opción. Como diría una persona que ejerce gran influencia en mi vida, soy privilegiado de tener un espacio para decir cosas y si bien procuro ser prudente y otorgarle un enfoque aeronáutico a mis entregas, lo cierto es que no puedo desligar al vuelo de lo humano, de ahí que a veces me sale lo saintexuperiano que llevo dentro. ¡Saint-Exupéry! 

¿Qué pensaría del mundo actual mi amigo Toño, capaz de afirmar que “el hormiguero del futuro le asustaba y odia su virtud robótica”? Estoy seguro que como diría el genial Germán Dehesa, escribiría por ahí un breviario de la desesperanza, algo que le confieso no es el propósito de mis columnas, por el contrario.Ya estamos en el 2025, entonces: ¡a darle con todo! No queda otra alternativa. Que los próximos 12 meses sean venturosos para usted con todo y Trump y el obradorato a la cabeza de los gobiernos separados geográficamente por el Río Bravo, respaldados por electores que, o son muy ciegos o muy fanáticos y que no se dan cuenta del daño que con su voto le hicieron a sus naciones.

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